Seguro que todos nos hemos preguntado alguna vez, ¿estamos en un mundo de arrastraos? ¿soy yo un arrastrao?. Reconozcámoslo, muy a nuestro pesar lo somos, no por voluntad propia eso sí, uno tiene siempre su orgullo, pero al final todos nos arrastramos en algún momento de nuestras vidas.
Nuestro Via Crucix empieza desde muy pequeños, ya vamos por ahí de rodillas y babeando a todas partes aunque por fortuna todavía no somos conscientes de ello, de hecho incluso nos pasamos el día riendo. Qué felices que éramos así, nuestra preocupación más grande cada día era saber por qué Espinete tenía la espalda llena de pinchos, ¿no le dolería?, o ¿qué había en la trastienda de la panadería de Chema?, aunque un hombre que siempre está contento y que lleva todo el día polvo blanco en la cara….blanco y en botella…y no es precisamente leche vale?
Unos años más tarde pasamos a la pubertad, también conocida como edad del pavo, glu glu. Durante estos años continuamos arrastrándonos, incluso seguimos babeando, aunque esta vez la culpa la tienía el/la compi de dos mesas más adelante. Es increíble que nos pasáramos tantos años arrastrados detrás de una espécimen humano con un bigotazo que ni Hércules Poirot, y lo digo tanto para ellos como para ellas, que algunas pobres no sabías si llamarlas rosita o rodolfo.
Después entramos de lleno en plena edad “arrastrera”, nos arrastramos en la universidad, aunque no porque nos matamos estudiando precisamente, sino más bien de los ciegos que nos pegamos en los botellones con el ron y whisky de los chinos, los nuevos Al Capone del alcohol; nos arrastramos en el trabajo, que si tengo que pagar la hipoteca, que si tengo que pagar el coche, y sigue y sigue… con lo feliz que se está en una hamaca debajo de una palmera y con un mojito en la mano..carlos por dios!
Todo lo dicho nos lleva al título de este blog, por eso lo del caracol, por lo de arrastrarse…¿o será porque alguien se perdió en el monte un día de lluvia buscando caracoles, maldiciendo de por vida estos pequeños e indefensos bichitos que le había causado tanto sufrimiento?, quien sabe my friend….
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Malditos caracoles
